Versiones y re(quete)versiones

Denuncian de vez en cuando comentaristas de la actualidad audiovisual de cómo, agotado su tesoro, de asuntos falto, enmudeció el gremio de guionistas. O de que las productoras están tan pobres de audacia que no se les ocurre otra fórmula que la de dar a cada nueva generación, recalentado al microondas digital y con algo de sazón contemporánea, su más de lo mismo.

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Semana de Humanidades UDEP: Cine

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Empezamos este jueves en la Alianza Francesa con la sobrecogedora Ran…

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Lecturas originales

De golpe y pinchazo, la Eneida termina con Turno, rey de los rútulos, vencido a los pies de Eneas. Cuando Turno ruega por su vida, el héroe se siente inclinado a perdonarle, que para algo le llaman el Piadoso. Sin embargo, al reconocer entre los arreos del rútulo el tahalí que perteneció a su amigo Palante, Eneas monta en cólera y “le hunde furioso en pleno pecho la espada. Mucho mejor para su conciencia resulta la versión del episodio que me encuentro mientras corrijo un examen: dudando Eneas si perdonar o no, Turno le ataca con un puñal que tenía oculto, y el Piadoso no tiene más remedio que matarlo en legítima defensa. Sigue leyendo

John y Jhon

John es un nombre típicamente inglés, o anglófono. Para peruanizarlo, basta con cambiar la hache de sitio y escribir Jhon. A qué se debe esto, no lo sé. Sospecho que, inconscientemente, se acerca la letra insonora a la jota como un indicador de que esta no se pronuncia de manera normal, sino como una ye (perdonen los españoles, pero aquí todos dicen ye como los académicos). O sea, que le estarían aplicando, muy creativamente, la norma que justifica la grafía “ch”.

Yo no tengo valor para decirle a un estudiante que, con arreglo a su origen, el nombre que lleva debería escribirlo diferente a como se lo pusieron sus padres. Pero a cada uno lo suyo: quienes me escriben “sir Jhon Falstaff” son penalizados. El caballero shakespeariano, que tan simpático solía caer a mis alumnos por ser borracho, cobarde, mujeriego, ladrón, embustero y, encima, gordo… es inglés, y no peruano. Qué consuelo.