

Desde los peruleros Francisco de Ampuero y Pedro del Castillo hasta los cientos de familias anónimas que, en tiempos menos heroicos, acrecentaron la ciudad chilena de Rancagua, los riojanos han puesto también su granito de uva en la construcción de América. A la sombra de los Andes existen un Logroño ecuatoriano y una Rioja peruana, además de otra argentina que, en honor a su cepa, es una región rica en vinos. Por si esto fuera poco, el Perú le debe también a mi terruño (uno es de donde hace el doctorado) a su primer periodista político.
Mandarás si eres formal
(J. Monnoir)
En su Ulises criollo (cuya lectura aquí recomiendo), José Vasconcelos relató los avatares de su lucha política hasta los comienzos de la Revolución Mexicana. Algo que me llama gratamente la atención es que no diferenciase su labor diplomática y propagandística de su actividad cultural, e incluso diera preferencia a esta última. Para acabar con la larga dictadura (1876-1911) de don Porfirio Díaz, una victoria electoral no iba a ser suficiente: después de ella, México seguiría a merced del egoísmo y la brutalidad extendidos tanto entre la masa como entre la oligarquía. Era más esperanzadora la semilla que dejaba la fundación del Ateneo de la Juventud, por más que entre sus filas de jóvenes intelectuales los hubiera muy escépticos con la democracia. Sigue leyendo
Los reyes niños no eran novedad en la historia, con precedentes tan antiguos como Pepi II de Egipto o Joás de Judá, pero los progresos en la reproducción de la imagen los fueron haciendo progresivamente más visibles. El siglo XX, que a la expansión del periodismo y la fotografía agregó el cinematógrafo, presenció durante los funestos años 30 y 40 tres monarcas que subieron al trono antes de haber empezado a echar las barbas: Pedro II de Yugoslavia (11 años), Miguel I de Rumanía y Simeón II de Bulgaria (6). Se les adelantó, en la gran responsabilidad y el triste destino, un hijo de la ficción, el rey Matías I que daba título* a la novela del escritor y pedagogo polaco Janusz Korczak. Sigue leyendo