El Imperio se expande

Habría que tener la piel de un hutt para no haber sentido la semana pasada una gran conmoción en la Fuerza. Una multinacional del entretenimiento y del juguete surgida en los años 70 era fagocitada por otra surgida en los 30, para que luego digan que el mundo es de los jóvenes. Yo, que debo a ambas buenos pedazos de educación sentimental, me río con los chistes que se hacen a propósito de la fusión (fría) entre Disney y Lucasfilm (ver más abajo), y un poco también del coro que gime pensando que aquí acaba el espíritu genuino de Star Wars. Como si los episodios I, II y III de la space opera galáctica no fueran, por sí solos, algo para meter en el mismo saco que los piratas del Cadíver (así los llamaba mi sobrino mayor) o el John Carter de Marte.

Si acaso, me desagrada ver que cada vez se concentra en menor número de manos la propiedad de productos de consumo masivo. Uno sabe que no tiene mucho donde elegir, sobre todo en Piura donde hay tres espacios multisala y en los tres ponen siempre las mismas películas, pero con cosas como esta uno piensa que ese pequeño margen de elección es, encima, falso. El día que estos propietarios al estilo del tío McPato (Gilito en España) decidan convertirse en amos como el emperador Palpatín… no sé, no sé. Y no habrá superhéroe que nos salve, porque van a estar todos de su lado.

Después de la noticia, me divertí repasando paralelos entre las dos recién casadas, en lo bueno y en lo malo. Ambas han hecho aportaciones técnicas innegables a la historia del cine, y se les deben películas con las que han crecido y gozado generaciones enteras, incluyendo alguna que otra objetivamente buena. Llegaron a tener sus coqueteos con la vanguardia y el cine de autor: Walt Disney creó su Fantasía y trazó proyectos con Dalí; sin George Lucas no tendríamos Kagemusha de Kurosawa ni tampoco Apocalypse Now.


Alumbraron, cada uno en su género y en su época, una manera de entender el cine como espectáculo para niños y jóvenes que ha perdurado, y dentro de ella evolucionaron desde su primitiva sencillez (o lo que nos parece ahora sencillez) hasta perpetrar secuelas innecesarias, de recargamiento inútil en lo aparatoso a falta de tener nada nuevo que decir, más una moralina cargante. Rafael Sánchez Ferlosio, uno de los intelectuales españoles más gruñones y amargados lúcidos, considera a Walt Disney “el mayor corruptor de menores del siglo XX”; aunque creo que se pasa un par de aldeas, sí  atribuyo al mago de Burbank algo de responsabilidad en uno de los logros que el autor de la insoportolvidable El Jarama achaca a nuestra época: haber infantilizado no solo a los adultos, sino a los mismos niños. Dentro de la maldad, no se le puede negar mérito.

De las chistosas fotografías que muestra El Comercio de Lima, selecciono para mis lectores estas tres. La primera, porque revela que ciertas afinidades se veían venir ya de hace mucho:

La segunda, porque es la más inquietante en lo que se refiere a la explotación futura de los héroes de Star Wars. Esto sí que parece cosa del Lado Oscuro:

Y esta última porque, en cambio, demostraría que no hay mal que por bien no venga:

(Dedicada a la dra. SSR, de la Universidad de Cádiz)

4 comentarios en “El Imperio se expande

  1. Yo diría que John Carter no es una gran película pero tampoco merece el fracaso que tuvo en taquilla sobretodo en comparación con otras peores aún que sí han triunfado. La venganza de los Sith por ejemplo, de ella lo mejor que tiene es lo que debe a las otras peliculas de Star Wars, pero carece de méritos propios.

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    • Prefiero hablar de los logros. A Lucasfilm, aparte de lo dicho, le agradezco la trilogía original de Star Wars (de la cual «El imperio contraataca» me parece un film objetivamente muy bueno) y haber metido la cuchara en Indiana Jones. «Willow» también es para mí un clásico de aventuras raro para los años 80. Y a Disney, aunque no me haya dejado huella tan perdurable, muy buenas piezas musicales (más de coros que de dúos acaramelados) a partir de los 90, cuando el cine musical ya parecía extinguido. Más «Bambi», «La bella durmiente» y los cortos de Goofy y Donald. Mickey, me cae cada día peor. Supongo que estas relaciones admiten un etcétera, pero tendría que pensarlo despacio

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  2. Willow!!!! que grande!!
    No tengo nada en contra de la operación de la Disney pero después de haber comprado también Pixar me queda cierta sensación de globalización cartoonesca. Ahora, cualquier cosa es buena con tal de quitarle la opción a George Lucas de hacer una tercera trilogía de Star wars-
    (A ver si compran también los derechos de Indiana Jones y sacan adelante esa necesaria ley que obligue a borrar de todos los registros la cuarta parte)

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    • Y antes -en España al menos, a nadie le importó tanto- compraron la Henson… En cuanto a Pixar, no he visto la última, «Valiente» («Brave»), pero que esté protagonizada por princesita ya me hace sospechar un cambio a peor. Es un prejuicio.
      En cuanto a las medidas legales que propones, las apoyo íntegramente. ¿Dónde hay que firmar?

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