Si a la recomendación de leer El Aleph, excelente cuento de Jorge Luis Borges, alguien opone la clásica falta de tiempo, como aperitivo o sustituto le cortapego aquí unas imágenes (de todo hay en la viñeta del Señor) que captan buena parte de su esencia:
Por idéntica razón, quien no quiera darse el respiro de leer y sí ahorrarse un final escalofriante, puede cambiar (o prologar) No se culpe a nadie, de Cortázar, por los pocos segundos de esta obra maestrilla de la narración televisiva.