Esta antigua modalidad de superhéroe tan solo salva en su vida a una persona, siempre de sexo femenino, que luego desposa y hace feliz para siempre. A partir de este momento, su dieta pasa a constituirse básicamente de perdices.
Su eficacia está garantizada, pero este único uso, reservado además tan solo a víctimas de alcurnia, lo hacía socialmente poco útil. Esto explica su escasez a día de hoy, por más que nunca le falten imitadores de fatal caducidad.