1. Creo que se me nota la antipatía por Corazones de acero. Brad Pitt era tolerable como criminal de guerra en Inglourious Basterds de Tarantino, porque al fin y al cabo no era para tomarse en serio, pero no aquí donde interpreta la típica falsificación cínica (y charlatana) de héroe. La coreografía de los duelos (¡de tanques!) me resultó aún más inverosímil que las peleas de Matrix. Me parece también difícil de tragar que, a unas alturas de la guerra en que los nazis estaban ya a punto de rendirse, se nos presenten los valerosos tanquistas norteamericanos luchando en inferioridad de condiciones contra un avispero de alemanes que caen, sin embargo, como moscas. Como antídoto al respecto, recomiendo la divertida Kelly’s Heroes (1970), donde sí que convencen en eso de manejar un carro de combate, o la conmovedora cinta alemana Die Brücke (1959).
2. Se cuenta que se han ofendido en ambientes franceses y poscoloniales porque Nolan los saca poco o nada en la película. Será cuestión de carácter, porque no me consta que en Bélgica se hayan quejado por igual motivo. Me parece injusto el pique, puesto que el relato se construye sobre unas pocas perspectivas individuales, y además ficticias. Si queremos documental, hasta Titanic Pearl Harbor (perdón, me confundí de merengue) tiene más personajes y episodios sacados de la enciclopedia.
3. Pasando a otros micronacionalismos, es muy posible que el topónimo evoque también, en cierta minoría española, a los corsarios de Dunkerque, ahora que desde el éxito de la serie de El capitán Alatriste está muy difundida la pasión por recuperar las hazañas bélicas de la monarquía hispánica. Claro que aquellos marinos que en el siglo XVII pusieron en serios aprietos a las potencias enemigas del Canal no tenían de españoles más que el rey (para variar), pero algo es algo.
Maceta en el páramo 
En la primera página de las «Aventuras de Robinson Crusoe», este cuenta cómo perdió a su hermano «en la batalla de Dunkerque contra los españoles».
Me gustaMe gusta
Que gran crítica Manolo.
A mi me ha gustado, está impecablemente rodada y la forma de contar la historia es diferente a la esperada en una película bélica (que a lo mejor no lo es tanto).
Por ponerle un pero, mi suegra (a la que no le ha gustado nada de nada) opina que se nota cierta escasez de medios… es posible que acostumbrados al software de fabricar orcos que en pantalla multiplica panes, peces, aviones, barcos (y por supuesto orcos) los planos generales en los que se puede esperar ver multitud queden algo deslucidos.
Me gustaMe gusta
He visto llamar bélicas a grandes películas tan poco violentas como «La gran ilusión» o «Senderos de gloria». Claro, la llamamos bélica porque el trasfondo es el de una guerra, pero combate hay poco (en cantidad y dimensiones). Igualmente podríamos llamarla de suspense, por la manera de contarse, o de aventuras puesto que hay unos héroes que tienen una misión que cumplir y por la que van superando una serie de obstáculos.
De la falta de medios, pues Christopher Nolan no me ha hecho el favor de pasarme el presupuesto y las facturas del rodaje. Menudo antipático. A veces, de las carencias materiales resultan grandes virtudes: el mayor acierto de «Tiburón» es que se basa más en la sugerencia que en la amenaza directa del monstruo, y esto se debió a que aquel muñecote se estropeaba cada dos por tres. En todo caso, habría que preguntarse qué hubiera ganado «Dunkerque», aparte de duración, metiendo más aviones, más barcos, más explosiones y más extras (incluyendo franceses, indios, alemanes y hasta belgas).
Me gustaMe gusta
¿Soldados indios en el ejército británico?¿Y por qué no exigen igualmente una película sobre aquellos que, prisioneros de los alemanes, acabaron formando una unidad de las SS?
Me gustaMe gusta