Días regurgitando prosa académica. Me consuela que tampoco es la más prosa de las prosas, pero me fastidia cuando veo tan descuidada mi maceta. Podría echarle la culpa a la estación: llega a Piura su leve invierno, reina la calma en el campus y hasta el sol, de rato en rato, se marcha a lugares distintos. Yo pienso en otros veranos.
Mmmmmmmmm…contar estrellas en la era, recorridos con linterna, baños hasta las tantas, heladitos hasta reventar y además robar fresas en los huertos, comer avellanas, jugar con arco y flechas y bajar a la fuente a rellenar cantimploras y botijos… Eso sí es un verano…
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Es verdad, me tenía que dejar cosas fuera. Pero me río de Phineas y Ferb.
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Y de los Cinco de Enid Blyton, también.
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Me alegra ver que sigues escribiendo poemas, te diría que hasta mejores que los que ya conocía, pero creo que eso del «Tragaste helado a litros» y lo del «muñequito» deslucen. Entre los «salvajes chapuzones» y «carne cruda», los versos también creo que quedan un poco largos. Bueno, es una opinión.
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Sí, amigo, creo que tendré que revisarlo en la cosa rítmica… lo de la eufonía, pues lo pensaré. En mi descargo te cuento que, como puedes comprobar, el poema no es reciente.
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Cita de «Ya sentarás cabeza: Cuando fuimos periodistas (2006-2011)» (Libros del Asteroide nº 243), de Ignacio Peyró: «de niño esos días infinitos son días de libertad casi salvaje: los niños son criaturas del verano, España es país niñero y nuestros veranos, en definitiva, algo de una seriedad total».
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