Contra el futurible, la tenaz verdad

Jardiel
Desengáñese todo aquel que lamenta inútilmente su pasado. También, de paso, todos los urdidores de ucronías:
Palmera le había desengañado bien pronto:
    —¿Yo amante de usted? —le dijo una tarde—. No, gracias. Estoy harta de viejos; son tan celosos, tan intransigentes, tan fatuos y tan tacaños como los jóvenes, con la diferencia en contra de que, al llegarle a la mujer los momentos de apetito, en lugar de satisfacérselo, le abren más las ganas de comer y encima le prohiben pedir la carta.
      (…) al marqués se le inundó el alma del bitter de la tristeza.
    —Si yo fuese joven… —aventuró, acaso pensando en Fausto .
    —Si usted fuese joven, entonces le diría que prefería a los viejos. Porque no creo que por ser joven dejase de ser tonto.
(Enrique Jardiel Poncela, ¡Espérame en Siberia, vida mía!)

‘Desayuno con diamantes’ o la comedia romántica en su esencia

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El icono

Que Desayuno con diamantes haya resistido por mi parte un buen número de revisiones demuestra que posee la solidez de la que están hechos los clásicos. Blake Edwards y George Axelrod adaptaron con este film, muy libremente, el modélico relato de personaje creado por Truman Capote*, que se vio así convertido en una muestra canónica –e icónica– de la comedia romántica. Sigue leyendo

Otro cuento por Reyes

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Termina el 6 de enero, y con él las navidades. En España se trata de un final explosivo, y bastante anárquico gracias a los regalos que reciben los niños por la mañana. En Perú, la tradición más asentada es la bajada de Reyes, que en cambio tiene un claro aire de despedida y hasta su cierta solemnidad: familiares o amigos se reúnen en convite (chico, grande o muy grande, ya según) y van retirando por jerárquicos turnos, una por invitado, las figuritas del nacimiento que ha adornado la sala durante las fiestas.

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Ya no me espero hasta abril

Al final, no he tenido que esperarme un año entero, como prometía, para darme cuenta de que lo que puedo darnos al mundo y a mí mismo en esto de las letras lo doy mejor en mi maceta del páramo.

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La personalidad literaria de Enrique Jardiel Poncela

(Conferencia pronunciada en el Ateneo Riojano de Logroño el día 17 noviembre de 2001)

Jardiel

JUSTIFICACIÓN: Rescato del olvido estas palabras porque, para mi agradecida sorpresa, fueron dignas de citarse en UN BUEN ARTÍCULO ACADÉMICO (otras, en cambio, QUE ESCRIBÍ CON MÁS PRETENSIONES, han pasado inadvertidas, seguro que con razón). Obviamente fueron consultadas antes de desaparecer de la red la página que las publicaba. De manera que, además de por agradar y tal vez enseñar algo, las cuelgo en mi blog por el bien de la ciencia. Altruista que es uno.

El hecho, no sabemos si fortuito, de que los seres humanos tengamos cinco dedos en cada mano nos hace particularmente sensibles ante el agrupamiento de eventos por decenas. Esto se nota particularmente en la conmemoración de aniversarios, y no digamos ya en la de centenarios (esto es, 10 x 10 años) de cualquier asunto que valga la pena de ser desempolvado (o no la valga) y convertido en tema de conversación, análisis u homenaje por un año. Pasado el cual, lo más probable es que no se vuelva a saber del tema… hasta que llegue un nuevo centenario que celebrar.

Este año le ha tocado el turno a Enrique Jardiel Poncela: con motivo de los cien de su nacimiento, ha gozado en la prensa periódica y en las carteleras teatrales de una presencia a la que no estábamos realmente acostumbrados quienes, aun no considerándolo un autor totalmente olvidado por crítica y público, seguimos echando de menos algo de él dentro de la actualidad escénica y literaria española. Y así nos ocupamos de luchar (creo que no sin éxito) contra el olvido de Jardiel: manifestamos nuestro entusiasmo por su obra y, con mucha frecuencia, nos quejamos de la poca atención que se le presta y de los prejuicios que circulan sobre su obra. Sigue leyendo

«Match Point»: citas y ecos

Crimen y castigo

Más difícil que mi desdén por el cine bélico es confesar que no he disfrutado tanto de las películas de Woody Allen que he llegado a ver. Habré tenido mala suerte, pero en materia de ocurrencias me parece un artista demasiado por debajo de su admirado Groucho Marx; y en hondura reflexiva, de una superficialidad como de Santiago Roncagliolo (tómese como un elogio para el novelista peruano). Quiero decir que, por ejemplo, para las moralejas que ensarta al final de Hannah y sus hermanas (si te angustia la existencia, vete al cine) o de Zelig (sé tú mismo y no quien te digan), creo que no hace falta la hora previa de metraje: hay series infantiles que llegan a la misma conclusión en menos tiempo. Sigue leyendo

Enrique y Woody

(Salió en Magenta el 2007)

              

Es más o menos sabido que Woody Allen (Nueva York, 1935), siendo ya un artista curtido en el humorismo de prensa, radio y televisión, comenzó su carrera cinematográfica en 1966 con What´s up, Tiger Lily? (exhibido en español como Lily la tigresa), un mal filme japonés de espionaje que Allen se ocupó de doblar humorísticamente al inglés, dislocando hasta el absurdo más completo sus diálogos. Tres décadas antes, el multifacético humorista español Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952), se había permitido la misma travesura con una serie de películas mudas cuyo reciclaje le había sido encomendado por la Fox. Aquella colección de cortometrajes, exhibidos bajo el brillante título de Celuloides rancios, fue muy celebrada por un público que ya no quería ni podía tomarse en serio aquellos viejos argumentos y actuaciones. Sigue leyendo

Cómo ganar tiempo en una novela de aventuras

   Entre mis primeros libros leídos con lápiz está ¡Espérame en Siberia, vida mía! de Enrique Jardiel Poncela, buen humorista en sus comedias y mejor aún en sus novelas. Espérame… parodiaba en 1929 el género de la novela folletinesca de aventuras, tan popular desde hacía más de un siglo: el argumento calca Las tribulaciones de un chino en China de Julio Verne, y a lo largo de la historia se suceden, de manera divertidísima, viajes por toda Europa, peligros mortales, fugas por los pelos, pasiones ridículas, personajes cosmopolitas y estrafalarios… Sigue leyendo